1. Lectura de los Santos Evangelios según +San Néstor :
...."Si sacan estas retenciones —continuó— se va a perder todo lo que recuperaron en estos últimos años, va a volver la desocupación, va a volver todo eso. Si no generamos a que esos ingresos puedan ayudar a subsidiar la mesa de los argentinos. Lo que ha hecho la Presidenta es jugarse por lo que necesita la mayoría de los argentinos. Fíjense lo que cuestan las cosas en Uruguay, en Chile, vayan al Uruguay a ver"....
2. Volver la desocupación???. Me gustaría que Néstor, el apocalíptico, se "pegue" un vueltita por Misiones, Chaco, Catamarca , Tucumán, etc...donde la gran mayoría de sus ciudadanos viven del estado o mejor dicho de la dádivas que les brinda el aparato oficialista del estado.He recorrido gran parte de mi país y de esto, doy fe.
3. San Néstor , al igual que el oficialista "moncho" Closss, gobernador de mi provincia, no tienen verguenza. Que estos señores hablen de equidad social, justicia,salud,trabajo,etc ..es una ofensa. hace unos años tuvo que intervenir un Obispo Jesuita para que no se pisotee los derechos de los misioneros, así es que mejor no hablen, no opinen...que lo único que hacen es crear más desclasados en nuestra Patria.
transcribo un artículo reciente para que vean lo que estos inútiles no ven...o no les importa ver...
2008-04-04 Información General
informe especial
Parajes de Villa Bonita, postales del olvido y tierra de misioneros pobres y ausentesMisiones tiene parajes y lugares que parecen haberse quedado en el tiempo. Villa Bonita tiene muchos. Espacios en los que conceptos como, equidad social, contención humanitaria, trabajo en blanco, educación y otros tantos que se debaten en todas las esferas no tienen cabida. La única globalización allí se da en torno a la pobreza y al olvido.
VILLA BONITA (Enviados especiales). Misiones tiene parajes y lugares que parecen haberse quedado en el tiempo. Villa Bonita tiene muchos. Espacios en los que conceptos como, equidad social, contención humanitaria, trabajo en blanco, educación y otros tantos que se debaten en todas las esferas no tienen cabida. La única globalización allí se da en torno a la pobreza y al olvido. Esos parajes parecen no formar parte de un todo, parecen no estar en el mapa discursivo gubernamental. No hay luz, no hay agua, no hay dinero, no hay comida, no hay salud, no hay educación… estar allí es sentirse en la nada. Sólo el aire puro y los paisajes repletos de tonos verdosos hacen que la sensación sea soportable.Allí se desenvuelven muchas familias, todas se conocen entre sí aunque las separen distancias kilométricas.
Pero cada una en la suya, haciendo lo que se puede, sobreviviendo. Llegar hasta esa zona implica lidiar con un difícil y complicado laberinto de caminos sinuosos, picadas y selva. De a ratos, las intransitables sendas (allí también hace falta trabajo) ponen en duda cualquier intento de avanzar en la espesura.Queda en Misiones, queda en Argentina, son parte de esta sociedad -aunque no se sientan integrantes de la misma-, representan a un amplio grupo al que todos los días se condena al olvido y la quietud… son otra dura y triste postal del Estado ausente.
CrónicasPRIMERA EDICION llegó hasta la zona buscando la confirmación de un dato: chicos de edad escolar avanzada que no saben leer. La información era veraz, en los parajes rurales de Villa Bonita existen chicos de once, doce y hasta trece años que pueden deletrear el alfabeto de memoria y a gran velocidad. Pero son pocos los que saben unir esos códigos y pronunciar la palabra en su totalidad. Y todos lo saben… alumnos, padres, docentes. Sin embargo existe cierta complicidad asociada a la conveniencia de no quedarse atrasado en los papeles estadísticos. Nadie culpa a nadie, y quizás deba ser así.
Ninguno de los actores referidos más arriba es responsable de ello. Y se comprende desde el momento en el que se sabe que el docente rural debe preocuparse antes que nada de la alimentación de sus alumnos; queda al descubierto cuando los propios chicos relatan que para llegar a tiempo a la escuela deben comenzar a desandar de a pie varios kilómetros de picadas y caminos sinuosos. Se comprende también desde el dolor que causa ver esas barrigas infladas de reviro y parásitos propios de una malísima alimentación. Torsos desnudos castigados por el inclemente sol, miradas distantes esperando que algún evento sacuda tanto olvido. Estar allí y dialogar con esos chicos deja al desnudo al aparato oficial en todos los sentidos. En esos parajes los índices de repitencia que engrosan las estadísticas no son del todo reales. Los chicos pasan de grado, aprenden, se educan, pero siguen sin saber leer.