sobre Andinia..todo puede ser.. I

Hemos dicho que la migración de judíos a Argentina empieza en el siglo XIX, así como el movimiento de León Pinsker dedicado a fomentar la idea original de Herzl de fundar un Estado Israelí en Argentina, muy popular entre el Sionismo Político, inspirado en la filosofía pragmática del Barón Maurice de Hirsch, partidario de establecer a los judíos en Sudamérica. Por lo tanto, las evidencias referidas a la existencia de un plan contemporáneo de fundar un Estado Judío en la Patagonia con conocidas desde hace más de un siglo.

Sin embargo, fue durante las últimas décadas que se supo con claridad de la existencia de un tal "Plan Andinia", término acuñado -al parecer- por el Rabi Gordon, lo que reavivó el tema de la fundación del Estado Judío en Argentina. Con la aprición de Israel en los mapas del Medio Oriente, hasta algunos de los más críticos antijudaístas creyeron que la ambición del Sionismo había cesado, al menos en su búsqueda territorial...

...Nada de eso.

Sería entre los años '60 y '70 que comenzaría a hacerse evidente toda una serie de sucesos sospechosos dentro del movimiento Sionista, que tenían eco en Chile y Argentina a través de situaciones que empezaron a hacer dudar muy seriamente la afirmación de que el fin de la búsqueda de una casa para los judíos había terminado en Palestina.

En la Argentina de 1971, el prestigioso profesor de economía de la Universidad de Buenos Aires, Walter Beveraggi Allende, se dedicó a acumular una serie de datos y documentos que hablaban de un misterioso "plan sionista", aparentemente ideado para despojar de la Patagonia a la Argentina y crear allí el nuevo Estado Judío, inspirado en el éxito con que pudieron conseguir la fundación de Israel. Quizás fue el primer no judío en saber lo que se discutió en una extraña reunión de judíos aschkenazis en Buenos Aires, en 1969, en donde el Rabi Gordon estrenó el título del proyecto: "Plan Andinia".

Al contrario de lo que aseveran hoy día sus detractores, Beveraggi no era un antisemita y, de hecho, tenía algunas buenas amistades entre la comunidad judía de Argentina. Puede que de ellos haya recibido las cruciales confesiones.

Beveraggi decidió presentar una denuncia llevándola sin éxito a la Confederación del trabajo, e intentó hacer la pública a través de diversos medios periodísticos. Cuatro años después, publicó el libro "La Inflación Argentina", en el cual intentaba explicar que todas los desequilibrios de la economía argentina (que existen aún hoy en día sin explicación convincente) eran manejados por miembros de la judería sionista argentina y con propósitos de desetabilización social, como parte del plan. Ya habían hecho lo mismo en Rusia y también en Palestina poco antes de la fundación del Estado. En la tapa del libro, se veía un mapa de Argentina crucificada con estrellas de David. Sólo desde entonces puede decirse que este ilustre catedrático asume una actitud "antisemita".

Si bien la denuncia de Beveraggi no fue convenientemente tomada en serio, se dice que obtuvo apoyo de la Liga Árabe. Parece ser, sin embargo, que los militares argentinos sí habían logrado obtener por sus canales de inteligencia propia, alertados por las denuncias, alguna información tanto o más completa que la manejada por el economista en aquellos días, y es un hecho que las Fuerzas Armadas de Argentina no se habrían prestado para una caricatura calumniosa como se ha acusado el trabajo de Beveraggi por sus detractores. El periodista judío argentino Jacobo Timerman, por ejemplo, reconoció que en una oportunidad, siendo interrogado por agentes del gobierno militar de los años ´80, se le preguntaron algunos detalles sobre el plan, que él alegó desconocer.

Los negadores del Plan Andinia, junto con haber difamado mañosamente la imagen de Beveraggi, declaran que el rumor es una idea fabricada para acercar el "mito de la conspiración judía" a Latinoamérica, particularmente a Argentina y Chile, pues supondría la aplicación de los famosos "Protocolos de los Sabios de Sión" en esto países. Esto es una crítica vacía, pues en los Protocolos, si bien se pueden encontrar las bases ideológicas que permitieran la estructuración del Plan Andinia, no aparece mencionada ninguna vez alguno de estos países ni el título del plan.

Lo que sí es cierto es que el padre del sionismo político, Theodor Herzl habló entusiasmadamente de Argentina, al igual que Pinsker y el Barón de Hirsch, y esto es bien conocido.

Durante unos años, y en parte por el silencio que naturalmente suele haber en los gobiernos militares, el tema cayó en la oscuridad y poco de él se supo. Sin embargo, un inesperado acontecimiento tuvo lugar en enero de 1986, cuando la agencia de noticias Diarios y Noticias (D y N) informó de la existencia de un amplio asentamiento israelí en la Provincia de Santa Cruz.

La noticia causó un revuelo y fue reproducida por el diario La Nación y otros en las provincias de Río Negro, Chubut, Buenos Aires, Tucumán y San Juan. Los dirigentes judíos sionistas de la D.A.I.A. intentaron boicotear la noticia e hicieron esfuerzos por conseguir la fuente de la que se había valido el Director General de D y N, quien se negó a revelarla.

Desde entonces, se ha venido encima una avalancha de denuncias y acusaciones que corroboran la teoría de la existencia de este plan.

A fines de esa misma década apareció un pequeño pero notable libro escrito por nacionalistas chilenos y argentinos -antes de que los conflictos limítrofes de Laguna del Desierto y Campos de Hielo Sur volvieran a distanciarlos- titulado simplemente "El Plan Andinia", en el cual se reproducían fragmentos completos del discurso del Rabi Gordon en la reunión de 1969 y su comparación con el transcurso de los hechos, en los veinte años de diferencia. La publicación fue tomada como un verdadero terremoto por las organizaciones sionistas de Sudamérica, en especial por la sorpresa de que los redactores del libro contaran con datos tan precisos expuestos secretamente en la reunión. Incluso hubo un conflicto interno en las comunidades judías de ambos países, pues se rumoreaba dentro de las filas sionistas que serían los judíos de origen sefardita quienes estaban llevando a la luz pública los detalles de este plan secreto, mayoritariamente manejado por judíos de origen aschkenazi. Sefarditas y aschkenazis mantienen ancestrales diferencias entre sí, y los primeros llegaron a manifestar abiertamente su oposición a la llegada en masa de los aschkenazis procedentes de Europa, durante las últimas migraciones a Sudamérica.

Otros hechos denunciados ya a inicios de los ´90 vinculaban a famosos empresarios norteamericanos en una posible correlación con la ejecución del Plan Andinia, como Tompkins en Chile y el judío Schidlowski en Argentina, que entre ambos habrían comprado, de los planes estatales de venta de la Patagonia, ya cerca de 400.000 kilómetros cuadrados de territorio, es decir, más que el actual territorio de Alemania, eso sin contar los cientos de miles de otros kilómetros cuadrados que han adquirido empresarios judíos menores (llamados a veces "benefactores de la Patagonia" o "eco-filántropos" por decorarse con una intención ecológica), latifundistas judíos y empresas en sus manos por toda la Patagonia.

Más tarde, se agregó la pública denuncia de que en los terrenos comprendidos por el hipotético mapa de Andinia, tanto en Chile como Argentina, ya habrían instalados cerca de 3.000.000 de judíos, manteniendo inclusiva algunas colonias de trabajo experimentales y "kibuzzes" en las provincias australes.

A pesar de todos estos hechos, el tema de Andinia sigue siendo un tabú en Argentina y Chile, o más bien una "falta de seriedad". El periodita de El Fortín de Argentina, Margos Ghio, fue objeto de graves acusaciones por haber mencionado algo relacionado con la colonización judía de su país, entre otras cosas.

El paso del tiempo irá acumulando nuevos antecedentes para esta conspiración cada vez más evidente.